Tu me dices, yo te digo y así empieza nuestra guerra cotidiana, tu te armas de adjetivos y yo conjugo el peor de tus pasados. Y te apunto donde mas duele y te acuerdo el peor de tus pecados, te pones a la defensiva y aputas a donde sabes que hace daño. Y quedan muertos los minutos que perdemos, tu me dices yo te digo, y asi acaba nuestra guerra cotidiana que nadie gana porque siempre hablamos de lo tuyo de lo mio, del pasado y los culpables. Y el fantasma de la duda se abre paso en la frontera del futuro y el presene moribundo y se consuela con lo poco que queda